Ponerle cara a lo que comemos
Creando conexiones con las CSA y las cooperativas
por Nancy Reed Krabill
¡Crii-pun-PAS! sonó la puerta del mosquitero en casa de mis abuelos en el este de Texas. El granjero entró, sombrero grande en mano, portando overoles extremadamente limpios y cargando una caja de cartón llena de algo especial. Quizás contenía aquellos pequeños pepinos perfectos para hacer los rápidos encurtidos conocidos como “lazy housewife pickles” (pepinillos de la esposa perezosa), una canasta de duraznos o incluso gusanos de catalpa para la pesca del besugo. La generación de mis abuelos conocía a quienes ahora llamamos productores locales. Conocía sus historias, sus especialidades y sus dificultades.
Hoy en día somos pocos en saber de dónde vienen nuestros alimentos, cuándo se cosechan o que manos ayudaron a producirlos. Pero ahora, la gente común de Dallas Fort Worth está ansiosa por recuperar un poco de ese sabor de la huerta. Esta es la historia de tres personas que nos ayudan a descubrir nuevamente esas raíces y a vincularnos con comunidades. Lo hacen de tres maneras distintas, con filosofías y resultados distintos.
Recordando
Muchos de nosotros recordaremos la gran desaparición de las pequeñas fincas agrícolas de familia en los ochentas. El trío de películas de superventa lanzadas en 1984 (Country, The River, Places in the Heart) transmitía a la cultura popular el trauma del corazón agrícola de America, y unos hombres llamados Willie, Niel y John empezaron una organización llamada Farm Aid (www.farmaid.org) para sensibilizar al público y recaudar fondos para agricultores de fincas pequeñas. El costo operativo de una finca a pequeña escala había superado por mucho sus ingresos. Solamente un 2% de la población americana aún vivía en fincas.
En 1985, el movimiento llamado CSA, abreviatura de Community Supported Agriculture, es decir, agricultura apoyada por la comunidad, comenzó con el propósito de crear una vida económicamente viable para los pequeños agricultores. El cofundador Robin Van En se inspiró en el sistema japonés de tekei (que significa poner el rostro del agricultor en la fruta y la verdura) en el que los agricultores acuerdan cultivar para familias las cuales aceptan brindar apoyo económico a cambio. Originalmente el concepto de CSA comenzó con una comunidad que controlaba las tierras de labranza bajo un fideicomiso. La comunidad arrendaba entonces la propiedad a largo plazo a los agricultores, quienes a su vez cultivaban los alimentos para la comunidad. Los esfuerzos iniciales tuvieron resultados variados; sin embargo, los descendientes de los dos agricultores que dieron inicio al programa siguen operando el día de hoy. Puedes leer sobre ellos en http://www.templewiltoncommunityfarm.com y www.indianlinefarm.com.
Hoy en día, el término CSA no puede definirse de forma sencilla porque su significado se ha dividido y ha cambiado con el tiempo. El sitio Local Harvest (www.localharvest.org) define CSA de la siguiente manera: “…un agricultor ofrece un cierto número de ‘partes’ al público. Típicamente una parte o porción consta de una caja de verduras, pero también se pueden incluir otros productos agrícolas. Los consumidores interesados compran una parte (es decir, una “membresía” o “suscripción”) y a cambio reciben una caja (bolsa, canasta) de productos de temporada cada semana durante la temporada de cultivo”. Este sitio también incluye una buena lista de consejos y preguntas para aquellos que están considerando ser miembro de una CSA como también recursos para encontrar CSA en tu área.
Bajo el sistema de CSA, los miembros se familiarizan con el agricultor. Comparten los riesgos y beneficios de la agricultura: quizás haya demasiada okra un año o muy pocos tomates el siguiente. Se pretende que el producto sea más fresco, más sabroso, más nutritivo y con frecuencia, orgánico. Los agricultores son pagados por adelantado para que sepan cuánto sembrar y también para que no tengan que intentar vender su producto durante la temporada de cultivo más ocupada del año.
Dos de nuestros empresarios retratados operan CSA más tradicionales, Eden’s Organic Garden Center (www.safe-gardens.com) y Squeezepenny Systainable Farm (www.squeezepenny.com). Your Health Source (www.yourhealthsource.org) es una cooperativa de alimentos orgánicos con una filosofía distinta. Su misión es proporcionar a sus miembros fruta y verduras orgánicas, reuniendo producto de fincas por todo el país y en el extranjero para cumplir con las necesidades orgánicas de sus miembros.
Eden’s Organic Garden Center
Eden’s Organic Garden Center, CSA de Marie Tedei en Balch Springs se apega estrechamente al concepto original de una CSA. Sus “accionistas” se comprometen a pagar una cantidad por adelantado por sus porciones de productos de temporada. Pagan en tres plazos y recogen sus porciones semanales en la finca o en un punto de entrega remoto por una pequeña cuota adicional. Alternativamente, los miembros pueden trabajar a cambio de sus porciones o llegar a un acuerdo combinando trabajo y pago. Básicamente, los miembros le pagan a Marie su salario y gastos para operar su finca y cultivar sus alimentos.
Marie y su finca agrícola son definitivamente una obra en proceso. “¡Estoy tan verde que estoy amarilla!” exclama ella, resaltando que este es su segundo año como agricultora, después de una larga carrera como horticultora. Al ser nueva en esto y el hecho de empezar en blanco con una finca agrícola de 14 acres, le permiten experimentar, aprender y actualizar sus operaciones diariamente.
Por ejemplo, Marie ha entablado amistad con un ingeniero jubilado quien, en otra vida, diseñó recursos de energía renovable para campos petroleros. Por menos de $500 diseñó un sistema para bombear agua del estanque de una finca por un sistema de “mangueras planas” y cintas de goteo para irrigar los campos y permitir así que sigan creciendo las verduras, incluso en nuestro clima tejano caliente. Incluye un molino de viento y dos placas solares que producen energía para unas pilas de corriente directa, las cuales alimentan la bomba.
También existen muchos riesgos en la agricultura de Texas. Un aguacero reciente se llevó todas las semillas que acababa de sembrar Marie. Cuando me reuní con ella, acababa de pasar la mañana a gatas volviendo a sembrar su cosecha. “Me encanta cultivar para personas que estoy conociendo”, dice ella. Piensa en los gustos particulares de sus clientes al sembrar una papa y en lo que le disgusta a otro al cultivar una variedad de tomate en particular.
Marie se refiere a sus clientes como benefactores y explica cómo permanecieron con ella en las buenas y en las malas durante el primer año. Una sequía y una helada temprana en otoño afectó su cosecha, y con la enfermedad y muerte de su padre en año nuevo fue un reto mantenerse centrada, pero sus benefactores la apoyaron y se unieron a ella. La visitaron en el hospital, asistieron al funeral de su padre, se presentaron nuevamente en la primavera para trabajar con ella, gozaron de los frutos de sus campos y se reinscribieron en la CSA un año más. Su visión del futuro incluye un mercado agrícola expandido de venta directa en su propiedad, junto con un centro de aprendizaje ofreciendo clases de elaboración de conservas, cocina y jardinería que “atraerá a la gente de nuevo a la tierra y a adquirir conocimientos prácticos”. Marie firma sus correos electrónicos con una frase célebre de Henry David Thoreau: “Si uno avanza confiadamente en dirección a sus sueños, y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, se encontrará con un inesperado éxito en cualquier momento”. Parece coincidir perfectamente.
Squeezepenny Sustainable Farm
Penny Braley está empezando a escala pequeña, pero pensando en grande. Miembro longevo de una familia agrícola y residente de McKinney, está ejecutando su plan de lo que ella llama “desarrollo sostenible”. En ese momento de la vida en la que mucha gente se relaja y goza de sus nietos, Penny está comenzando un nuevo negocio con la meta de asegurar que la próxima generación tenga recursos para mantenerse.
Su plan empresarial para una CSA no sólo depende de su finca sino también de una red de fincas dentro de un espacio de 150 millas. La finca de Penny produce principalmente peras orgánicas, pero su CSA puede proporcionar una mezcla variada de verduras y frutas a sus clientes usando su red. El alcance de 150 millas de su CSA cubre distintas condiciones climatológicas y diferentes suelos ofreciendo así un portafolio equilibrado de riesgo estacional.
El costo de una porción (acción) de Squeezepenny (el nombre es un juego de palabras que refleja la naturaleza ahorrativa de Penny) no está ligado directamente a los ingresos y gastos como lo estaría en una CSA de modelo clásico. En lugar de ello, se basa en el mercado y procura proporcionar buen valor al cliente. Todas las verduras y frutas se cultivan de manera orgánica (aunque no necesariamente con certificación USDA) y sostenible. Penny establece varios puntos de entrega en las áreas de McKinney y Frisco en base a las necesidades de sus clientes. Cuando puede, trae a su madre, hija y nieta con ella para mostrar la cadena de continuidad, de la vida que pasa de una generación a otra. La CSA creció de 8 accionistas el pasado verano a 66 en el otoño.
La visión a largo plazo de Penny, para la CSA y el desarrollo sostenible, involucra la comunidad y la política. Dice que no sólo se trata de cultivar buenos alimentos y buen dinero, sino también se trata de cambiar la tendencia en el uso de la tierra en Collin Country, creando más pequeñas fincas sostenibles y reduciendo el número de desarrollos de viviendas a medio terminar y abandonadas.
Penny quisiera expandir su propia operación agrícola para incluir cinco fincas de 10 acres con el propósito de cultivar lechuga hidropónica. Piensa tener empleados aprendices en la finca para que con el tiempo, ellos mismos puedan comprar la finca. A esta idea le llama desborde, no derivado. Al continuar con los principios básicos de agricultura orgánica sostenible, cultivando alimentos sanos y creando buenos empleos para la gente de la comunidad, ella puede formar a nuevos agricultores usando técnicas, recursos y capacitación que puedan transmitirse a la siguiente generación.
Your Health Source
Monica Brown empezó Your Health Source, una cooperativa de alimentos orgánicos hace 8 años y medio cuando problemas de salud afligían a su familia. De una comunidad de amigos ha crecido hasta incluir a más de 1,000 miembros distribuidos entre alrededor de cincuenta puntos de entrega, no sólo en el área de Dallas-Fort Worth sino también en San Antonio, Austin, Oklahoma y Colorado. La cooperativa difiere de una CSA en que el enfoque es más bien los alimentos y no tanto el agricultor. Mientras la primera opción de Mónica sería proporcionar a su cooperativa solamente productos locales, hoy día simplemente no hay suficientes agricultores en Texas que cultiven productos orgánicos para cumplir con sus necesidades por lo que se abastece con productores de todo el país y consigue alimentos como plátanos y aguacates en otros países.
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Muestra de una entrega de producto
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Para participar, los clientes pagan una cuota de membresía y una cuota adicional cada quince días por una caja del tamaño de una canasta de ropa para lavar llena de productos orgánicos. Cuando toca, los miembros acuden a un punto anteriormente acordado para recoger la caja llena de la semana y dejar la canasta vacía. Las familias que ofrecen su casa como punto de recogida, gozan de un descuento por recibir una gran cantidad de alimentos por la mañana del día de entrega y por dividirlos en porciones que se reparten en cajas.
El día que visité uno de los puntos de entrega de Mónica, se encontraba ella ahí con su esposo y sus cinco (pronto serán seis) hijos. Una pareja con once niños entre 1 y 19 años era la anfitriona de la reunión recibiendo a casi 40 familias ese día, todas unidas por su interés común por la comida sana. El productor local Rusty Roth (www.rustybeef.com) trajo carne de ganado apacentado, sorbete y helado para vender y las conversaciones fueron efervescentes. Los miembros intercambiaron consejos sobre el cultivo de granos de kéfir y técnicas de escolarización en casa y anticipaban clases próximas de tejido, molido de trigo y abastecimiento de una alacena sana. Estas personas claramente veían positivamente las diferencias de estilo de vida que estaban creando para sus familias y hacían mucho más que simplemente comprar el mandado.
Por lo tanto
A pesar de nuestros esfuerzos por industrializar el proceso del cultivo, la labranza de la tierra incluye aspectos de vida o muerte más allá de nuestro control. Los americanos ven cada vez más con recelo la venta de productos de verano sin fin en nuestros supermercados. Los tejanos se están uniendo a otros en todo el país y emprendiendo la aventura de regreso al huerto. Según la información del censo USDA Farm Census, el número de agricultores aficionados ha crecido en estos últimos años brindando más opciones en cuanto a nuestros alimentos. Están surgiendo mercados agrícolas locales y hasta las cadenas de supermercados grandes están promoviendo sus productos de cultivo local. Las CSA y las cooperativas de alimentos proporcionan tanto un vínculo más para comer alimentos frescos y locales como también ayudan a crear comunidades viables y sostenibles. Podemos crecer donde estamos arraigados, cultivar relaciones con agricultores locales y recibir alimentos recién cosechados y entregados en la puerta mosquitero trasera.
“Somos polvo de estrellas, somos de oro,
Y tenemos que regresar al huerto.”
Joni Mitchell
NANCY KRABILL is a native Texan and freelance writer, equally and possibly schizophrenically passionate about local food roots and Italian culture. In her other life, she organizes media trips to Tuscany and Le Marche with a focus on food and wine. Contact brightlightconsulting@gmail.com