por Terry Thompson-Anderson, CCP
Al considerar el futuro puede ser de gran beneficio examinar el pasado. La producción del vino en Texas tiene una larga y rica herencia en que basarse. Las tierras que ahora componen el estado de Texas son entre las más antiguas regiones de vinicultura en los Estados Unidos, pero las más nuevas en establecer una industria de vinicultura. Es más, se sembraron uvas para vino en Texas más de cien años antes de que se sembraran en California.
Los historiadores están de acuerdo en que los curas franciscanos sembraron los primeros viñedos a finales de 1650 a lo largo del Rio Grande cerca de lo que hoy es El Paso. Los primeros pioneros europeos en Texas también sembraron (generalmente sin éxito) uvas varietales europeas Vitis vinifera con el fin de conservar la cultura del vino de la que habían gozado en sus tierras natales. Los inmigrantes alemanes que se establecieron en New Braunfels y Fredericksburg tuvieron gran éxito en la vinicultura usando las uvas mustang autóctonas, aunque seguramente esos vinos no se considerarían buenos hoy en día.
Val Verde Winery en Del Rio es uno de los viñedos con más años funcionando en el estado. Fundado en 1883 por Frank Qualia, un inmigrante del norte de Italia con antecedentes agrícolas, el viñedo aún lo opera la familia Qualia. De los últimos 20 viñedos en Texas de antes de la prohibición, sólo Val Verde ha sobrevivido vendiendo uvas de mesa y produciendo vino para las iglesias, que lo usan con propósito sacramental.
No fue hasta los setentas que el renovado interés en vinos tejanos comenzó con el establecimiento de Sandy Land Grape Growers y Llano Estacado Winery. Para mediados de los ochentas, se habían sembrado viñedos por todo Texas, muchos de los cuales se convertirían finalmente en bodegas. Hoy Texas tiene más de 3,700 acres de tierra de viñedo propiedad de familias. Es el quinto productor de uvas y vino más grande de la nación con más de 170 bodegas y siguen apareciendo más, contribuyendo más de $1.35 mil millones anuales a la economía estatal y creando más de 8,000 trabajos relacionados.
Pero el camino hacia este nivel de éxito no ha sido fácil. Según Ed Auler de los viñedos Fall Creek Vineyards, desde el principio, la misión de los primeros pioneros de la industria vinícola fue “producir vinos de primera calidad a partir de las mejores uvas que se puedan cultivar”. Y como las mejores uvas para producir vino eran las Vitis vinifera, eso fue lo que sembraron. La decisión se recibió con una mezcla de entusiasmo positivo y escepticismo general por parte de los expertos, y muchos tenían reservas sobre si crecerían o no las uvas Vitis vinifera en Texas. Afortunadamente hubo éxito con las uvas.
Al principio la industria vinícola de Texas emulaba los vinos que habían tenido éxito en Francia, incluyendo vinos varietales de Bordeaux, cabernet sauvignon y chardonnay. Los vinicultores tejanos comprobaron que podían cultivar variedades europeas nobles y crear vinos que podían competir tanto en un mercado global como en un concurso global. Hoy muchas bodegas tejanas han cambiado su enfoque a otras variedades aparte de las europeas, y están progresando bien. Los vinicultores tejanos al fin están descubriendo cuáles uvas crecen mejor en su clima y tierra y están creando listas entorno a ello. Jim Johnson de Alamosa Wine Cellars en Bend sólo cultiva uvas varietales mediterráneas y del Rhône, viognier, tempranillo, sagniovese, syrah y muscat. Johnson cree que estas uvas le darán a Texas la mejor oportunidad de “abrir su propio capítulo en los atlas del vino”. Los vinicultores tejanos necesitan encontrar uvas que funcionan mejor en Texas, según Johnson. Muchos otros vinicultores están de acuerdo. Caris Turpin, vinicultor y dueño de la bodega LightCatcher Winery en Fort Worth cree que las uvas de cabernet sauvignon y merlot que crecen en las altiplanicies muestran las mejores cualidades de estos varietales nobles. “Texas intenta ahora establecer una reputación de terroir tejano usando uvas que se han cultivado por mucho tiempo, pero que originalmente se habían sembrado en suelos y condiciones climatológicas equivocadas”, explica él.
Becker Vineyards, ubicado entre Stonewall y Fredericksburg, ha tenido un éxito arrollador con el lanzamiento del primer malbec cultivado y producido en Texas. Texas Hill Vineyard depende mucho de los varietales mediterráneos sangiovese, pinot grigio y syrah. Kim McPherson, dueño de McPherson Cellars e hijo del fundador de Llano Estacado “Doc” McPherson, lleva mucho tiempo creyendo que las variedades mediterráneas serán el enfoque para el futuro de la industria vinícola de Texas. Danny Hernández, vinicultor de Sister Creek Vineyards en Sisterdale, quien había optado por producir únicamente mezclas de tinto estilo Bordeaux, ha introducido ahora algún sangiovese en su más reciente mezcla de tintos. Don Pullum, de Sandston Cellars Winery, dice que el creciente número de tiendas bodegas en Texas le ha motivado a desarrollar productos para nichos de mercado elaborados a partir de variedades de uva no muy conocidas por el consumidor de EE. UU. El plan de Ed y Susan Auler de Fall Creek Vineyards es producir un torrontes, un vino blanco varietal argentino con un aroma increíble que combina a la perfección con muchos de nuestros platillos de base de mariscos al estilo tejano de intenso sabor. El vinicultor de Llano Estacado, Greg Bruni, utiliza la varietal de tinto Carignan para elaborar su mezcla exclusiva al estilo Rhône, Passionelle.
Para fomentar su visibilidad, la industria vinícola de Texas ha desarrollado el “sendero del vino”, un festival de degustación móvil en el que los visitantes siguen un conjunto de eventos de bodega en bodega. La industria patrocina también como mínimo 14 festivales regionales; ambos acontecimientos atraen a un prodigioso número de consumidores directamente a las bodegas y brindan una publicidad invalorable. Además, el departamento de agricultura de Texas ha desarrollado recientemente el programa “Go Texan”de colaboración con restaurantes de todo el estado, alentándolos a servir productos provenientes de la agricultura tejana, incluyendo sus vinos.
Scott Spencer, propietario de Houston Wine Merchant, cree que una de las mejores maneras de dar a conocer la industria vinícola de Texas entre los consumidores es mejorando su lugar en la lista de vinos de los restaurantes. “Para lograrlo, nuestros vinos deben competir con cualquier otro en la lista”, dice Spencer. “La mayoría de los comensales apoyarían un producto cultivado en Texas”, agrega él.
Turpin de Lightcatcher que es también un chef del restaurante de su bodega, Bisto, opina que los vinicultores de Texas deberían colaborar con chefs de restaurantes para desarrollar vinos que se acoplen bien a los productos regionales de Texas, “mostrando que los frutos de una misma tierra combinan bien de forma natural”, explica ella. Añade asimismo que existe un increíble potencial mercadotécnico en reforzar la colaboración de los vinos de Texas con los productos de la tierra de Texas.
El Dr. Russell Kane, destacado escritor sobre vinos, fundador de varias concursos vinícolas de Texas y creador del blog sobre vinos Vintage Texas (www.vintagetexas.com) sugiere que los vinicultores se pregunten a sí mismos ¿Por qué? ¿por qué se produce este vino? ¿por qué tiene este estilo? ¿por qué querrá comprarlo el consumidor? Kane cree que éstas son importantes preguntas porque el consumidor tiene muchas opciones al comprar vino y necesita razones convincentes para pedir y comprar vinos de Texas.
“En Texas”, dice Kane, “necesitamos también enfocarnos en la calidad en todo, desde el viñedo hasta la bodega. Muchas nuevas caras surgen y abren bodegas. Algunas tienen experiencia y otras no. Algunas pueden permitirse traerse en avión asesores, otras no pueden o no quieren. La buena noticia es que el departamento de agricultura de Texas apoya ahora a viticultores del estado y cuenta con un enólogo estatal [un especialista en la elaboración del vino] para ayudar a esas bodegas a mejorar la calidad de ambos frentes”, aclara él.
Ed Auler, de Fall Creek Vineyard, opina que el departamento de agricultura de Texas debe continuar convenciendo a los agricultores tejanos que añadan uvas, un cultivo lucrativo, a sus explotaciones agrícolas, y que asimismo debe apoyar a los productores de uva actuales en la expansión de sus superficies cultivables. Ambas medidas deberían permitir paliar el problema crucial de la escasez de uva, a la vez que respaldar el crecimiento de la industria vinícola de Texas.
El factor clave en la producción vinícola es la tierra (el suelo). La terminología vinícola define como terroir, el conjunto de suelo o tierra, geografía y clima donde crece la uva. Un cabernet sauvignon elaborado a partir de uvas procedentes de Napa Valley tendrá un sabor totalmente diferente de aquel originario de las altiplanicies de Texas, al igual que un syrah del valle del Rhône y un syrah producido a partir de la uva crecida en el área de Texas Hill. “La mayoría de las bodegas de Texas se enorgullecen de seleccionar uvas procedentes de viñedos tejanos”, dice Johnson de Alamosa Wine Cellars. “Las uvas cultivadas en la tierra de Texas tienen un sabor especial que proviene sólo de un sentido de pertenencia a un lugar”, aclara él.
Dan Gatlin, vinicultor y dueño de Inwood Estates en Dallas, ha invertido mucho en lograr calidad y autenticidad. Dedicó 25 años trabajando en 5 viñedos con 30 uvas varietales antes de producir el primer vino. “Toda región vinícola que se respeta en cualquier lugar del mundo, se basa en dos aspectos esenciales que son la calidad y la autenticidad”, dice Dan, “no pueden sobrevivir el uno sin el otro”.
Fuera de los desastres naturales y las plagas, Ed y Susan Auler de Fall Creek Vineyard creen que es importante reconocer una realidad sencilla, y es que no hay suficientes uvas con las que trabajar.
“Digamos que si una bodega quisiera crear un sabor único con un nuevo vino, plantea Ed Auler, usando las uvas de sus propios viñedos y aquellas de otros viñedos tejanos, faltarían aún 2,000 galones para poder alcanzar su meta. ¿Qué hace entonces la bodega? Tiene dos opciones; perder el año de cosecha y su lugar en el mercado, lo cual probablemente no puedan recuperar porque no tienen un vino para ocupar ese lugar, o comprar suficiente uva de otros estados para terminar ese vino”. Auler concluye que varia de las seis bodegas principales de Texas hubieran tenido que cerrar sus puertas si no hubiese sido por la disponibilidad de uvas de fuera del estado. En cuanto a las bodegas que no tienen viñedos, pero que compran las uvas fuera del estado, cree que hay que dejar que opine el público.
TERRY THOMPSON-ANDERSON is a professional chef, cookbook author, culinary instructor and restaurant consultant. She has written five cookbooks and numerous articles for various publications. She is a member of the International Association of Culinary Professionals, The Southern Foodways Alliance and Les Dames d’Escoffier, International.